El Congreso se prepara para el uso de lenguas: pinganillos, antenas de radiofrecuencia y subtítulos
La secretaría de la cámara estima en 54.000 euros el gasto en material hasta final de año a lo que se sumarán los salarios de los doce traductores elegidos
Sánchez juega a dos bandas para enredar con las lenguas en la UE

Resuena el eco en las entrañas del Congreso, donde un operario ejerce de diputado por unos minutos. Su discurso improvisado sirve de prueba de sonido para reducir la vibración y mejorar la acústica. Ensayo general para que la voz de sus señorías llegue lo ... más limpia posible a partir de este martes a los oídos de los traductores. Será el estreno del desembarco de lenguas cooficiales en la Cámara Baja, una reforma exprés, «impuesta» según el PP y «necesaria» para el PSOE y Sumar. Visiones diferentes, con multitud de voces en contra y a favor, que no parece que vayan a frenar ya el guiño del Gobierno en funciones a sus posibles socios en la investidura.
Por eso, el Congreso se prepara ya para lo que se convertirá en normalidad en la próxima legislatura. La secretaría presentará a la Mesa su propuesta este mismo martes, horas antes del inicio del pleno. Mero trámite, pues todo lo que aparece en esa propuesta será aprobado para que minutos después pueda iniciarse con normalidad la actividad parlamentaria.
En esa propuesta se hace una estimación del gasto, aunque la celeridad de la reforma ha hecho que sea todo un poco provisional. Como la cámara cuenta ya con 200 auriculares, se ha establecido la compra de otros 450 que costarán 7.600 euros. A eso hay que sumarle el alquiler de los equipos técnicos de traducción y su mantenimiento por lo que habrá que desembolsar 45.900 euros hasta el 31 de diciembre, según ha podido saber ABC. En total, 53.500 euros a los que se sumará el salario de los intérpretes.
Estos, elegidos de la bolsa de trabajo que existe ya en el Senado, integrarán un grupo del que el Congreso podrá hacer uso siempre que lo necesite. En un principio se contará con doce personas, aunque en función de las necesidades se podrá ampliar el número. Como no se sabe aún cuánto tiempo habrá que contratarlos, no se puede hacer una estimación del gasto que supondrá, aunque no se descarta que en el futuro se pueda crear un cuerpo propio.
A las pruebas de sonido, que llevan días produciéndose, se unió ayer la instalación de dos grandes pantallas, una a cada lado de la tribuna de oradores. En ellas se proyectarán los subtítulos en castellano cuando uno de los diputados haga uso de alguna de las lenguas cooficiales. Una especie de red de seguridad por si fallan los 'pinganillos', esos cascos conectados a un transmisor que desde el martes será el mejor aliado de sus señorías.
Antenas de radiofrecuencia
Esos auriculares y su 'petaca' de radiofrecuencia serán el plan principal de los diputados para seguir el pleno con garantías. A través de ellos llegará la traducción de los intérpretes que no estarán ubicados en el mismo edificio y harán su trabajo a distancia.
Otro de los nuevos elementos que ya se aprecia dentro del hemiciclo son las antenas de radiofrecuencia instaladas en la parte alta de la cámara. Su funcionamiento es clave para que todo lo que se diga en la tribuna llegue hasta los intérpretes que harán, eso sí, una única traducción al castellano. Nada de hacer traducir al catalán, al gallego o al vasco, por lo que los diputados que quisieran olvidarse del castellano para entender a sus homólogos no podrán hacerlo, al menos por ahora.
Una de las incógnitas que no ha sido desvelada aún es qué pasará con los taquígrafos que toman nota de todo lo que se dice para conformar el diario de sesiones. En el Senado, donde ya se hace uso de estas lenguas cooficiales de manera puntual, son los propios intérpretes quienes llevan a cabo esta labor, pero en el Congreso aún no se sabe qué ocurrirá. Dudas que sobrevuelan a solo unas horas de que la Cámara Baja se enfrente a una de sus revoluciones más notables.
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